Lo qué cuenta: Thriller moral (que no moralista) y con mucho humor negro basado en un hecho tan increíble como real: el atropello de un peatón por parte de una joven celadora drogada que, asustada por las consecuencias, decide no socorrer al atropellado manteniéndolo insertado en el parabrisas y oculto en el garaje. Una película sobre los miedos cotidianos que aterroriza por lo humano, demasiado humano, de las reacciones de los protagonistas.
Cómo lo cuenta: Rodada de forma funcional pero efectiva, Stuart Gordon prefiere otorgar el protagonismo al argumento y los actores, poniendo la puesta en escena a su servicio.
Lo mejor: Sus profundas resonancias morales.
Lo peor: El final almibarado.
Momentazo: La víctima del accidente defendiéndose de su agresora, que prefiere verle muerto que ayudarle y tener que asumir las consecuencias de sus actos.
En una palabra: Convincente
Valoración: 8 /10 ****
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