Refrito de lo más indigesto de comedia de terror adolescente con vampiras a lo Jean Rollin. No consigue ninguno de sus propósitos, por modestos que sean: como comedia es torpe, su humor pretendidamente negro es demasiado blanco y tontorrón, su erotismo peregrino y aséptico, y como homenaje retro es pura y simple fachada o coartada cinéfila. Esta más cerca de Aquí huele a muerto (por debajo, diría yo) que de El baile de los vampiros.
Lo mejor: Algún gag suelto que destaca entre tanta mediocridad.
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