Hierro es el clásico ejemplo de película cuyo argumento no está a la altura de la (excelente) factura técnica y el (sugerente) envoltorio visual. La historia de una madre que pierde a su hijo y no para de buscarlo hasta llegar a la (obligada) pirueta narrativa final es demasiado inconsistente y previsible como para mantener por si misma la atención del espectador. Sólo el talento del director para la creación de atmósferas y su uso del paisaje como apoyo y metáfora visual logran elevar la película más allá del típico y efectista thriller patrio.
Lo mejor: Su (sugestiva) atmósfera
Lo peor: Lo débil de la excusa narrativa.
La secuencia: Elena Anaya subiendo una montaña volcánica como si de Ingrid Bergman en Stromboli se tratara.
En una palabra: Atmosférica.
Valoración: 6 /10 ***
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