Sitges 2008: Reflejos

Lo qué cuenta: El argumento de la película se sustenta en el carácter metafórico, poético, mítico y fantástico de los espejos. El director utiliza con habilidad el simbolismo del objeto —el reverso siniestro, la dicotomía bien-mal, el otro lado, las realidades paralelas, la esquizofrenia— para crear tensión e incertidumbre sobre si lo que ocurre es real (paranormal) o toda esa extraña fenomenología está sólo en la mente del protagonista. Cuando el misterio se desvela y el director se decanta por una opción, la película pierde fuerza por culpa de una explicación no demasiado satisfactoria.

Cómo lo cuenta: Cambio de rumbo de Aja. Del terror hiperviolento, directo y furioso (Alta tensión, Las colinas tienen ojos) al fantástico más domesticado y estiloso. A pesar de ser su filme más convencional (y menos conseguido), hay varias soluciones de puesta en escena que demuestran el talento que hay tras la cámara: la constante utilización de los espejos en los planos (amenazantes, reflejando la angustia del protagonista, anunciando con su (omni)presencia lo que está por llegar), la idea del agua como gran espejo irrompible, y la secuencia final, tan efectista como efectivo. Además, hay que añadir una labor de ambientación, con ese gótico y siniestro edificio de grandes almacenes en ruinas, realmente conseguida.

Lo mejor: La creativa utilización de los espejos.

Lo peor: La grotesca secuencia de la monja poseída persiguiendo al protagonista mientras repta por las paredes.

Momentazo: La casa del protagonista inundada, convertida en un gigantesco y amenazante espejo.

En una palabra: Espectral

Valoración: 7 /10 ****

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